
19 Jul Callejeando por la ciudad eterna
Hola a todos!
Ya no hay vuelta atrás! Nuestra peregrinación ha echado a andar con una visita a Roma previa a nuestras andanzas por el camino de San Francisco.
El lunes de mañanita cogíamos el autobús rumbo al aeropuerto de Santander, con parada previa en Laredo donde no pudimos evitar hacer una visita a la playa.
Tras llenar el buche y una primera dinámica para conocernos mejor, partíamos rumbo a la capital de Italia.
La canícula romana nos recibió con toda su fuerza y rápidamente, tras dejar la mochila en la facultad Seraficum de los franciscanos conventuales, donde nos alojamos, nos dirigimos al centro para dar el primer paseo por la ciudad eterna.
Como veis, empezamos nuestro recorrido por el Coliseo, continuamos por los foros imperiales para llegar a la Fontana de Trevi y tras atravesar la piazza Navona alcanzar, ya de noche, la plaza de San Pedro del Vaticano.
Bastante cansados por todo el trasiego del viaje, dedicamos un momento en la plaza para hacer una oración y encomendar la peregrinación al Padre.
La noche ha pasado rápido y la mañana nos tenía preparadas experiencias inolvidables.
La primera de ellas era una visita muy especial a las catacumbas de San Calixto.
Como sabréis, las catacumbas eran galerías subterráneas kilométricas que fueron utilizadas por los primeros cristianos para enterrar a sus muertos, muchos de ellos mártires.
Un padre salesiano nos ha ido explicando con mucho detalle todos los entresijos de esta catacumba.
Impresiona mucho bajar a las catacumbas. Treinta metros de profundidad de galerías horadadas donde fueron enterradas medio millón de personas, el 40% de ellos niños.
Entre las personas de más renombre que fueron enterradas allí destacan varios papas de los siglos IV y V (Eutiquiano, Lucio,…) y la mártir Santa Cecilia, patrona de los músicos, que fue asesinada por ser cristiana. De esta última se conserva la réplica de una estatua realizada con la misma postura en la que fue encontrada.
Casi al finalizar la visita hemos vivido el momento más emocionante del día, ya que hemos tenido el privilegio de celebrar la Eucaristía dentro de las catacumbas en una cripta donde estaban enterrados dos mártires. Allí, en la simplicidad de una pequeña galería horadada en la tierra, con el recuerdo de los cristianos mártires de los primeros siglos del cristianismo y de los de nuestros días, hemos rezado por todos vosotros: por nuestras familias y amigos y por toda la Diócesis de Vitoria. Nuestros cantos resonaban en la cripta como los himnos de los primeros cristianos, ejemplos de fe y de confianza en Dios.
Ha sido una gozada y hemos disfrutado mucho de ese momento de intimidad con Dios.
Tras salir de las catacumbas hemos recorrido un tramo de la Vía Appia Antica hasta la pequeña iglesia del Quo Vadis. Según la tradición, cuando San Pedro huía de Roma por una persecución, se encontró a la salida de Roma con el mismo Jesús que iba en dirección a Roma. Allí le preguntó Pedro: «Quo Vadis Domine?» (A dónde vas Señor?) Y Jesús le respondió: «A Roma a ser martirizado de nuevo». Entonces Pedro volvió y al cabo de un tiempo fue crucificado.
En la misma Vía Appia se encuentra la estatua del niño Tarcisio, patrón de los monaguillos, que fue asesinado tras ser descubierto como aquel que transportaba las formas consagradas para los que estaban presos o iban a ser sacrificados.
La vuelta al centro ha sido un poco costosa. Mucho calor y el autobús abarrotado… Como sardinas en lata hemos alcanzado el centro y de allí el siguiente punto importante ha sido la visita a la Basílica de Santa María la Mayor, una de las cuatro basílicas mayores de Roma y lugar de origen de la advocación de nuestra patrona la Virgen Blanca.
Justo al lado se encuentra la iglesia de Santa Práxedes, con preciosos mosaicos y la reliquia de la columna de la flagelación.
Bajando de la colina del Esquilino hemos entrado en la iglesia de San Pietro in Vincoli, famosa por alojar en su interior al Moisés de Miguel Ángel y las cadenas con las que fue apresado San Pedro en la cárcel Mamertina.
De ahí, paseo por el foro de Nerva y de Trajano.
Y, finalmente, desde el Campidoglio, vista panorámica del resto de foros con el Coliseo al fondo.
El resto de la tarde la hemos pasado en el Trastevere: visita a la bellísima Santa María del Trastevere y fin de fiesta con degustación de la típica gastronomía romana.
Ahora, estamos cansados. La vida del peregrino es muy dura, pero contamos con un grupo que ha hecho buenas migas donde todos lo estamos pasando muy bien.
Con la alegría de haber vivido una jornada intensa y privilegiada nos despedimos por hoy.
Besos y abrazos!!!