
29 Jul Ya hemos llegado a Asís!!!
Hola a todos!
Todo nuestro cansancio ha tenido su fruto y os escribimos desde la ciudad de Francisco y Clara.
Pero antes volvamos a dónde lo dejamos en el capítulo anterior.
Habíamos pasado la noche en Gubbio, ciudad medieval donde tuvo lugar el pacto de paz entre San Francisco y el lobo. Se nos avecinaba una de las etapas más duras ya que nos tendríamos que enfrentar a 35 km. y a altas temperaturas.
Así que madrugamos mucho para aprovechar la fresca caminando. A la salida de la ciudad hicimos una breve parada en la capilla que recuerda el lugar del encuentro entre Francisco y el lobo.
Continuamos el camino dejando atrás Gubbio y acercándonos cada vez más a nuestro objetivo. Fuimos atravesando parajes preciosos pero el sol y los kilómetros nos castigaban cada vez más.
Uno de las cosas que más hemos notado es la escasez de fuentes en el camino, ya que se pasa por muy pocos pueblos. Así que cada fuente que encontrábamos era una bendición de Dios.
Con unos cuantos kilómetros sobre nuestras piernas hicimos la parada para la oración de la mañana, dándole las gracias a Dios por todo lo que estamos disfrutando en este camino.
Y seguimos caminando, subiendo y bajando cuestas por bosques y carreteras…
Las fuerzas iban decayendo cuando habíamos sobrepasado los 30 kilométros recorridos. Menos mal que hay gente buena en todos los sitios y un amable lugareño nos ofreció agua después de llamar al timbre de su casa.
Y así fue cómo, tras más de 9 horas de caminata, llegamos al objetivo del día, el pueblo de Valfabbrica.
En el pueblo nos encontramos unos bonitos murales sobre la vida de San Francisco.
En Valfabbrica, pudimos descansar y celebrar la Eucaristía con la ilusión puesta en la cercanía de nuestro propósito.
Y por fin llegó el gran día! Hoy veremos la tumba de San Francisco y rezaremos por todos los que nos lo habéis pedido. Así que hemos partido con más ganas que nunca y hasta parecía que las piernas tenían el doble de fuerzas.
Hemos empezado subiendo una cuesta muy exigente que nos ha permitido ver enseguida, a lo lejos, entre los olivos, la Basílica de Asís.
La parada para la oración, también entre olivos, nos ha preparado para el gran momento.
Con la Basílica en el horizonte hemos recorrido los últimos kilómetros.
Con una alegría inmensa hemos subido la última cuesta y, en las caras de todos, se podía ver la felicidad que nos embargaba por el logro conseguido.
La entrada a Asís, cruzando la muralla, ha estado llena de emoción y de alegría. Hemos entrado cantando la canción que ha sido el himno de nuestro camino «Mi Dios está vivo».
Con
nuestros dos obispos al frente hemos llegado a la Basílica con el primer objetivo de visitar la tumba del Santo.
Posteriormente, hemos visitado más detalladamente la Basílica inferior y superior, con los frescos impresionantes de Giotto, así como el claustro.
Y así ha sido como nos hemos ganado el Testimonium que certifica la realización de la peregrinación desde el monasterio de La Verna hasta Asís. Muchos kilómetros, calor, dolor de pies… pero ahora ya no nos acordamos de nada de eso.
Por la tarde, tras descansar y hacer la colada, hemos tenido la Eucaristía en la Basílica presidida por nuestro obispo Juan Carlos, seguidas de las vísperas cantadas por los frailes franciscanos.
Hace un momento hemos recargado baterías con rica comida italiana.
Mañana lo dedicaremos a visitar el resto de Asís. Ya os informaremos.