De Perugia a Alessandria, Diócesis de nuestros anfitriones

Hola a todos!

Los relojes han iniciado la cuenta atrás y ya son pocas las horas que nos quedan para finalizar esta peregrinación que nos ha llevado a Roma y a seguir los pasos de San Francisco. 

Mañana aterrizaremos en Foronda con el tiempo justo de poner la lavadora y empezar las celebraciones de nuestra patrona la Virgen Blanca. 

Pero volvamos a donde lo dejábamos en nuestro último capítulo: la estación de tren de Asís.

Conmovidos todavía por lo vivido y celebrado en la Iglesia de San Damián, fue la mejor despedida que nos pudo dar Asís. Partimos con los testimonios de Francisco y Clara como referencias de entrega y radicalidad evangélica. Ojalá que hayan calado en nuestro interior  y que notéis, a nuestra llegada a Vitoria, que el Camino de San Francisco ha pasado por nuestras vidas.

Pues bien, como decíamos, llegó el momento de dejar Asís. Pero no abandonaríamos la Umbria, sino que haríamos una parada para disfrutar de la capital de la región: Perugia. 

 Como veis, algunos aprovecharon los escasos kilómetros que separan Asís de Perugia para recargar baterías aunque, claro, no se libraron de los objetivos de las cámaras de los que quedamos despiertos.

 Perugia nos recibió con una ola de calor que hacía imposible dar dos pasos sin sudar lo indecible. Este calor más el cansancio acumulado nos hizo evitar grandes caminatas, por lo que nos ceñimos a visitar el centro histórico.

 

 Tras cenar pizza y helado, un pequeño paseo y a dormir (si el calor nos lo permite…)

La mañana del martes la teníamos reservada para una visita turística a la ciudad. 

 Hay que decir que Perugia es una ciudad antiquísima ya que, previamente al Imperio romano, existía como ciudad importante de la civilización Etrusca. Quedan pocos vestigios de la época Etrusca ya que la ciudad fue destruida en época romana. No obstante se conservan puertas de la antigua muralla y algún pozo.

 

 A partir de la ciudad Etrusca fue creciendo la ciudad medieval, también amurallada y que es el centro neurálgico de la Perugia actual.

 Pero el verdadero núcleo de la ciudad es la plaza 4 de Noviembre. 

 La flanquean la inacabada, y bastante fea por fuera, Catedral de San Lorenzo, el Palacio Arzobispal y el Palacio dei Priori ( inmensa mole de arte civil gótico). 

 En el medio de la plaza está una imponente fuente medieval que traía el agua al centro a través de un acueducto.

 Otro monumento de interés, por la relevancia histórica que supuso a la ciudad es la fortaleza Paulina, mandada construir por el Papa Pablo III. Fue un símbolo de la represión de los Estados Pontificios sobre la población local, así que con la reunificación italiana fue destruida. Hoy día sólo se conservan algún sótano y algunas puertas.

 El calor achicharrante fue haciendo mella y no tuvimos fuerzas para seguir descubriendo por nuestra cuenta la ciudad al testerón del sol. Así que al albergue a echar la siesta.

Por la tarde celebramos la Eucaristía en la iglesia de los Barnabitas y después tuvimos la gran suerte y privilegio de recibir en nuestro albergue la visita del Cardenal de Perugia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Gualtiero Bassetti.

 El Cardenal, hombre muy sencillo y cercano con nosotros, nos dirigió unas palabras cariñosas de acogida.

A nuestros dos Obispos, Guido y Juan Carlos, les dijo que eran muy afortunados pues habían escogido la mejor parte de la Iglesia: los jóvenes. 

Nos recordó cómo ha pasado gran parte de su vida acompañando a jóvenes en campamentos, Jornadas mundiales de la Juventud,… Y nos dijo que esta noche él dormiría feliz por haberse encontrado con nosotros los jóvenes, que le habíamos contagiado la alegría.

Como despedida, nos regaló unas imágenes de Nuestra Señora de las Gracias, que se venera en la Catedral de la ciudad.

La verdad es que ha sido una gozada encontrarnos con el Cardenal Bassetti, cercano colaborador del Papa Francisco. Nos llevamos su cercanía, su cariño y su apuesta por los jóvenes como lo más valioso de la Iglesia.

Hoy miércoles, sentimos mucho más cercano el retorno a casa. Esta experiencia se va terminando… Qué pena!!

El día lo hemos iniciado con la misa en una capilla de la catedral. En ella estaban nuestras mochilas, que nos han acompañado en el camino a Asís. Un símbolo de todo lo que nos llevamos a casa metido en ellas: lo material y, lo más importante, las experiencias de cercanía con los demás, con San Francisco y con Dios. 

 Después de la misa debíamos partir en autobús hacia Alessandria, ciudad y Diócesis de nuestros compañeros italianos. Nos esperaban seis horas de autobús, pero antes llegaba el turno de nuestra primera despedida. 

Nuestro querido Matteo, definido por alguno como un ángel caído del cielo, tenia que tomar un rumbo diferente a todos los demás. Gracias por todo lo que nos has aportado!! Por tu sensibilidad genuina!! No cambies!!

Los demás, hemos emprendido rumbo a Alessandria, al norte de Italia, en pleno Piamonte.

 El viaje ha sido tranquilo, para algunos más que para otros…

Pero la palma se la lleva la marmota oficial del grupo….nuestro gran e inigualable Santiago!!!!

 Los alessandrinos nos han acogido de maravilla con una cena de confraternización.

 Hemos cenado Spaguetti al pesto con la salsa pesto preparada a mano por el obispo Don Guido!!

 Después han venido los obsequios. Nos han repartido los dulces típicos de la ciudad llamados «besos de gallina»

 Y para recordar los momentos de oración compartidos, nos han regalado también los evangelios en italiano, para que nos acordemos de ellos al rezar.

 Después de la cena, nuestros anfitriones nos han llevado a dar una vuelta por el centro de la ciudad.

Don Guido nos ha explicado el interior de la Catedral de San Pedro.

 Allí se encuentra la patrona de la ciudad: la Madonna de la Salve.

Nuevamente teníamos que despedirnos de otro querido amigo italiano. Esta vez se trataba de nuestro grandullón Gabriele. Hombre sencillo, parco en palabras pero todo corazón y servicio. Gracias Gabriele!!

 Después, han venido algunas plazas, Palacios… para terminar, como no podía ser de otra forma en Italia…Con un helado!!!

 Y ahora sí que sí ha venido el momento de despedirnos de nuestros compañeros de fatigas. 

 Gracias a Don Guido, cerebro de esta aventura junto con Don Juan Carlos. Gracias por soñar por y con los jóvenes. Necesitamos obispos soñadores!

Gracias Carlotta por tu esfuerzo y dedicación. Por tantas horas dedicadas a la logística de este camino.

Gracias Fra Daniele. Has sido nuestro Ángel de la Guarda. Todo un ejemplo de espíritu franciscano.

Gracias Santiago. Tu alma latina nos ha contagiado de alegría y buen humor. Y por supuesto, gracias por tus traducciones. También gracias al resto de seminaristas que no han podido venir a despedirse: Domenico, Giovanni.

Y gracias a todos los jóvenes, que habéis sido lo más importante de esta experiencia. Sois el futuro de nuestra Iglesia. Confiamos en vosotros.

Así hemos cerrado está magnífica experiencia, donde ha habido tiempo para la amistad, la reflexión, la oración, el cansancio,… Donde Francisco y Clara han sido faros en nuestro camino. Esperamos que de esta peregrinación salgan frutos en abundancia para nuestra Diócesis y que la alegría vivida aquí dé un soplo de aire fresco a nuestras parroquias.

 Besos y abrazos!



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