En San Bartolomé de Pinares, llegando a Ávila | Día 4

Hoy nos tocaba ir a San Bartolomé de Pinares, atrás dejamos Cebreros y los hermosos momentos vividos en el pueblo.

Vimos salir el sol y nuestro pastor ponía rumbo a los jóvenes peregrinos hacia San Bartolomé de Pinares. Durante todo el viaje Dios nos regaló un tiempo maravilloso y unos paisajes impresionantes. Caminamos entre algunas vacadas y pasamos de montaña a valle. Las cuestas más difíciles las habíamos dejado atrás para las 10 de la mañana. Una cuesta en particular hizo que más de uno quisiera tirar la toalla, pero la solidaridad se hizo presente y entre todos logramos sacar la situación adelante. Llegamos al Puerto Arrebata Capas y con alegría para las 12:30 habíamos llegado todos al ayuntamiento de San Bartolomé De Pinares, paraje que atravesaba la Santa para ir a Toledo. Allí nos esperaba la alcaldesa Maria Jesús para saludarnos y entregarnos las llaves del albergue del peregrino, gesto que agradecemos enormemente.

Este pueblo es tierra de caballos, se encuentra incrustado en las laderas del Valle del Gaznata, rodeado de rocas enormes de granito, se dice que es la formación tectonica más antigua de España y con menos riesgo de sismo, una vista impresionante. Cuenta con una población de aproximadamente 595 habitantes.

Tuvimos la comida en el Bar El Rincón, donde su propietaria Maria del Carmen nos preparó platos típicos del pueblo, triunfando por mucho las patatas revolconas. El lugar está repleto de fotos de caballos, los propietarios nos  contaron que se debe a Las Luminarias, la fiesta más importante del pueblo. En dicha fiesta se encienden grandes hogueras que deben atravesar los jinetes llamados “bartolos” y otros jinetes llegados de otros pueblos colindantes. Montados en burros o caballos, los bartolos pasan a sus animales por la hoguera para purificarlos y que San Antonio Abad patrón de los animales les conceda salud y les evite las enfermedades durante todo el año. La fiesta tiene lugar el día 16 de enero.

Este pueblo es nuestra última parada antes de llegar a Ávila. Su gente es muy hospitalaria y como en los otros pueblos, los más fieles a la eucaristía diaria se dieron cita para acompañarnos en la celebración que tuvo lugar en la parroquia San Bartolome Apostol. A muchos les sorprendía el hecho de que el obispo peregrinara con nosotros y al terminar la misa fueron muy contentos a saludarles y a desearnos buen camino.

La Iglesia de San Bartolomé Apóstol mide 725 m² y su fachada es de estilo herreriano y su interior sorprende por su retablo en tonos azules. Otro edificio que nos pareció llamativo fue La Bodega, se trata de una construcción abandonada que data de los años 50. Aunque ya no funciona es un atractivo turístico para los visitantes por la importancia para la economía del pueblo en décadas anteriores.

Mañana es nuestro último día de caminata, y nos hace muchísima ilusión poder llegar a la Ciudad Amurallada de la Santa de Ávila.



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